La Paz, en Bolivia, una maravilla de ciudad
Su nombre completo es Nuestra Señora de La Paz, pero se la conoce popularmente como La Paz. Ubicada al oeste de Bolivia, y a 3.660 metros de altura, en diciembre del año 2014 fue seleccionada como una de “Las Siete Ciudades Maravillas del Mundo”. El encanto de su pasado colonial se funde con los lugares arqueológicos de Tiwanaku o con las muestras artísticas folclóricas de su pueblo. La Paz es una ciudad multiétnica, aunque predomina la influencia de la raza aymará.
La Paz es la capital del departamento del mismo nombre, y alberga la sede del Gobierno boliviano y de los Poderes Legislativos y Ejecutivos, además de la sede del Poder Judicial. En La Paz abundan las iglesias, los palacios y los museos, y su cielo nocturno es realmente espectacular, ya que está totalmente estrellado.
La Paz posee un clima de tipo templado, pero de alta montaña. La temperatura media anual se halla en torno a los 11 grados centígrados, y cuenta con un promedio de precipitaciones de 575 mm. El mes más lluvioso del año es el de enero, y la época de lluvias tiene lugar entre los meses de diciembre y abril. El mes más caluroso es el de noviembre, mientras que julio es el más frío
La Paz es famosa por su magnífico patrimonio monumental y cultural. Dentro de la arquitectura religiosa destacan iglesias como el templo y Convento de San Francisco, del siglo XVI, pero restaurado en el siglo XVIII; el templo de San Pedro, del año 1790 y ubicado en la Plaza de San Pedro; el templo de la Merced, que encontraremos en la esquina de la calle Ingavi con la calle Colón; el templo de Santo Domingo, del siglo XVII, cuyo interior fue renovado en el siglo XIX; la Iglesia del Carmen, del año 1718, o la Catedral de Nuestra Señora de La Paz, que fue construida en el año 1831 y acoge un museo de arte sacro.
Otras visitas altamente recomendables en La Paz son las del Palacio de los Condes de Arana, de 1775; el Palacio de los Marqueses de Villaverde, del siglo XVIII, en cuyo interior se encuentra el Museo de Etnografía y Folklore; el Museo Histórico Militar, el Museo de Historia Natural, el Museo Casa de Murillo, el Museo Costumbrista Juan de Vargas, el Museo Litoral, el Museo de Metales Preciosos Precolombinos, el Museo Arqueológico Tiwanaku o el Museo Municipal de Arte Moderno.
La gastronomía tradicional de La Paz, como la de toda Bolivia, suele estar bastante especiada, abusando de los condimentos picantes. Entre los platos más típicos que podremos probar se hallan el Chairo, que es una sopa de carne de cordero, hierbas y verduras; el Jakhonta, un plato de carne, papa, hojas de repollo y cebolla; la Picana de Navidad, un guiso que se elabora con carne de cordero, vaca y gallina, con verduras, laurel, pimienta y vino tinto; el Plato Paceño, que lleva choclo, papa, habas, queso y salsa picante; el Queso Humacha, un queso con ají amarillo, choclo y papa pureja; el Fricase, carne de cerdo acompañada de maíz blanco y chuño, o el Thimbu, una receta de carne de cordero con papa, arroz, salsa de ají colorado, cebolla, arbejas y habas.
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La Paz es uno de los destinos más recomendables en Bolivia, gracias a su historia, su cultura, su folklore y sus tradiciones. Podremos descubrirlos visitando algunos de sus museos o paseando por alguno de los animados mercados de la ciudad, como el de Brujos. Su nombre se debe a que en él podremos encontrar todo tipo de productos curativos y tradicionales de la Cultura Callahuaya. Este peculiar mercadillo se halla en el casco viejo de La Paz, y está rodeado por preciosas calles coloniales como las de Sagárnaga o Linares.
Conviene recordar que la ciudad de La Paz se encuentra situada a 3.660 metros de altura, por lo que durante los primeros días cuesta un poco aclimatarse. En días despejados se puede contemplar todo su entorno natural, que incluye lugares tan espectaculares como la montaña Illimani, que cuenta con 6.402 metros de altura. Una última recomendación: debido a la elevada altura a la que se encuentra La Paz, resulta muy recomendable llevar ropa de abrigo para cualquier época del año, sobre todo para las noches